miércoles, 22 de agosto de 2012

La crisis mundial de la pesca


La sobrepezca.


Empujada por el mercado de Sushi de Japón, la demanda mundial de la suculenta carne de atún ha llevado al borde del colapso a las poblaciones de una especie cuya presencia era extremadamente abundante.
Fotografía de Jose Luis Roca / AFP / Getty Images

El exterminio del atún rojo es un símbolo de los graves problemas de las pesquerías en la actualidad: el enorme aumento de la capacidad para matar de las nuevas tecnologías pesqueras, la turbia red internacional de empresas que obtienen enormes beneficios con este comercio, la negligencia en la gestión de las pesquerías y en el cumplimiento de las leyes, y la indiferencia de los consumidores respecto al futuro de los peces que consumen.

Una crisis mundial.


Condenado por una red agallera, este tiburón zorro del golfo de California, México, es uno de los 40 millones de tiburones que, según las estimaciones, mueren cada año por sus aletas, sumándose...
Fotografía de Brian Skerry

Los océanos del planeta son sólo una sombra de lo que una vez fueron. Con algunas excepciones, como la excelente gestión de las pesquerías de Alaska, Islandia y Nueva Zelanda, el número de ejemplares en los mares es sólo una fracción de lo que eran hace un siglo. Los biólogos marinos coinciden todos en que, en la mayoría de los casos, hay demasiados barcos para tan pocos peces.
Las especies más populares, como el bacalao, han caído en picado desde el Mar del Norte hasta el banco Georges, frente a las costas de Nueva Inglaterra. En el Mediterráneo, 12 especie de tiburones se han extinguido desde el punto de vista comercial, y el pez espada, que debería alcanzar el grosor de un poste telefónico, se captura cuando aún es alevín y se come con un grosor inferior al de un bate de béisbol.
Con muchas aguas del hemisferio Norte agotadas, las flotas comerciales se han dirigido al sur, sobreexplotando caladeros que antaño eran abundantes. Frente a las costas de África occidental, las pocas reguladas flotas locales y extranjeras están agotando las reservas de las aguas productivas de la plataforma continental, privando de su principal fuente de proteínas a las familias de los pescadores que practican la pesca de subsistencia en Senegal, Ghana, Angola y otros países. En Asia, se han esquilmado tanto las aguas del golfo de Tailandia y del mar de Java, que sus reservas están a punto de desaparecer.

¿Qué nos prepara el futuro?

En los últimos 55 años, a medida que la pesca de todas las especies ha tenido rendimientos cada vez menores, el hombre ha empezado a comprender que los océanos que antes creíamos infinitamente inmensos y ricos son en realidad muy vulnerables y sensibles.
Si añadimos la sobrepesca a la contaminación, el cambio climático, la destrucción de hábitats y la acidificación, nos encontramos con un sistema en crisis.
Muchos científicos afirman que la mayoría de las poblaciones piscícolas podría reponerse con una gestión más activa de la pesca, una mejor aplicación de la legislación que regula las capturas y un mayor uso de la acuicultura. Y en muchas regiones, hay motivos para la esperanza.
Sin embargo, estas iniciativas se ven frenada por la pesca ilegal y la explotación insostenible todavía abunda en la industria gracias a un público que se ha acostumbrado a disponer de abundante pescado y marisco, y que se muestra indiferente ante la grave situación de los océanos.

Ilustración de Mr. Joel Barker

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